El 26 de agosto el presidente ruso, Dmitri Medvedev, firmó un decreto mediante el cual reconoció la declaración de soberanía de las regiones autónomas de Abjasia y Osetia del Sur, tal decisión fue respaldada también por las dos cámaras del Parlamento ruso. Medvedev aseguró que aunque dicha decisión fue muy difícil de tomar, era a la vez necesaria a fin de evitar más pérdidas de vida.
En este conflicto, Rusia ha destacado siempre su papel de mediador y pacificador para la regulación política de dichos pueblos, partiendo del principio de reconocimiento de la integridad territorial de Georgia, sin embargo, este principio dejó de ser válido para ellos en el momento en que las autoridades georgianas eligieron la vía de la agresión, refiriéndose a los ataques de la madrugado del 8 de agosto. Es importante resaltar también el argumento que Rusia sostiene para el reconocimiento de ambas repúblicas, que es la libre voluntad del pueblo abjaso y oseta en ser independiente, que se basa en el estatuto de la ONU y la declaración de 1970 sobre principios del derecho internacional de relaciones de amistad entre los estados.
Para Rusia, es ahora muy claro que la solución pacífica del conflicto nunca estuvo presente en la mente de Tbilisi, pues sus autoridades se prepararon siempre para la guerra y desde luego contaron con el apoyo político y material de protectores externos, que tal como se demostró con el manejo tergiversado y malintencionado de la información, buscaban impunidad para Georgia. Medvedev fue también enfático al afirmar que no tiene miedo a nada, inclusive a la posibilidad de una nueva guerra fría con occidente, aunque desde luego su política será evitarla. Así también el canciller ruso Serguei Lavrov, advirtió que su país no teme la imposición de sanciones tras el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas, ya que estás son solo un método totalmente desacreditado en la política mundial.
Rusia es firme en su decisión, una vez más demuestra con solvencia su posición y no se detiene al momento de decir con frontalidad a sus socios de occidente que las acciones de éstos se encuentran llenas de “hipocresía y cinismo”, como se expresara Lavrov al señalar que al presidente georgiano Mijail Saakashvili, la OTAN ha prometido defenderla y además lo exhorta a rearmarse, y que según sus fuentes casi todos los estados de la alianza atlántica han suministrado y suministran a Tbilisi nuevos tipos de armamentos y restablecen la infraestructura militar de Georgia, es inmoral ayudar al agresor, exclamó Lavrov también.
En este conflicto, Rusia ha destacado siempre su papel de mediador y pacificador para la regulación política de dichos pueblos, partiendo del principio de reconocimiento de la integridad territorial de Georgia, sin embargo, este principio dejó de ser válido para ellos en el momento en que las autoridades georgianas eligieron la vía de la agresión, refiriéndose a los ataques de la madrugado del 8 de agosto. Es importante resaltar también el argumento que Rusia sostiene para el reconocimiento de ambas repúblicas, que es la libre voluntad del pueblo abjaso y oseta en ser independiente, que se basa en el estatuto de la ONU y la declaración de 1970 sobre principios del derecho internacional de relaciones de amistad entre los estados.
Para Rusia, es ahora muy claro que la solución pacífica del conflicto nunca estuvo presente en la mente de Tbilisi, pues sus autoridades se prepararon siempre para la guerra y desde luego contaron con el apoyo político y material de protectores externos, que tal como se demostró con el manejo tergiversado y malintencionado de la información, buscaban impunidad para Georgia. Medvedev fue también enfático al afirmar que no tiene miedo a nada, inclusive a la posibilidad de una nueva guerra fría con occidente, aunque desde luego su política será evitarla. Así también el canciller ruso Serguei Lavrov, advirtió que su país no teme la imposición de sanciones tras el reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas, ya que estás son solo un método totalmente desacreditado en la política mundial.
Rusia es firme en su decisión, una vez más demuestra con solvencia su posición y no se detiene al momento de decir con frontalidad a sus socios de occidente que las acciones de éstos se encuentran llenas de “hipocresía y cinismo”, como se expresara Lavrov al señalar que al presidente georgiano Mijail Saakashvili, la OTAN ha prometido defenderla y además lo exhorta a rearmarse, y que según sus fuentes casi todos los estados de la alianza atlántica han suministrado y suministran a Tbilisi nuevos tipos de armamentos y restablecen la infraestructura militar de Georgia, es inmoral ayudar al agresor, exclamó Lavrov también.
